Llegamos al aeropuerto de Lisboa en vuelo de Vueling que salió de Barcelona a las 08.00 h y ya en tierra portuguesa, sin haber perdido ningún paquete ni maleta, cogemos un taxi grande que nos lleva al Muelle de Santa Apolonia, cerca del Jardín Botánico.
Empezamos a sentirnos bien cuando nos facilitan la subida a bordo del Juan Sebastián Elcano y ya nos damos cuenta de cómo funciona la cadena de mando en este buque escuela de la Armada Española. Nos presentan a unos guardiamarinas que después, a lo largo de la travesía, iremos conociendo mejor.
He subido a bordo, ya que teníamos dificultades para entrar con el taxi hasta el portalón de embarque, y he recurrido a la fórmula que ya conocía: he pedido por el oficial de guardia y le he explicado que éramos el equipo de rodaje del documental y que teníamos dificultades para llevar todo el equipaje hasta allí.
Mientras esperaba, me he presentado espontáneamente al Segundo Comandante, Capitán de Fragata D. Juan González-Aller, que se ha quedado muy sorprendido de que le hubiera reconocido por una foto publicada en la Vida a bordo de la web del B.E Juan Sebastian Elcano. Me ha parecido un hombre reservado, educado y amable, un poco distante, quizás tímido, con rasgos de pelirrojo, y que nos ha facilitado la vida a bordo desde que embarcamos. Es él el que posteriormente me presenta al Comandante del Juan Sebastián de Elcano.
Israel, un guardiamarina de Infantería, nos facilita el acceso al buque escuela porque al taxi no le es posible entrar al muelle y vamos con doce bultos, los de cámara y sonido, iluminación, travelling y trípodes, además de nuestras maletas y mochilas personales. Me acompaña a buscar al resto del equipo que me esperan en la puerta de acceso, lejos del portalón de subida al buque, y por medio de varios carritos, como los de golf, de la organización de la Tall Ships Race, podemos cargar el abultado equipaje.
Subimos al buque y nos asignan las diferentes camaretas: la Contramaestre Dña.
Rocío Jas es mi compañera, ella ha hecho todo el crucero de instrucción sola y me cede percheros y estantes, reducidos pero muy aprovechados para que pueda colocar mis cosas. Al personal masculino del equipo los alojan en las camaretas de los Guardiamarinas, cerca del Alcázar del barco. Allí les distribuyen en dos camaretas de tres literas. Son más pequeñas que la mía.
Realmente la camareta es un espacio pequeño para navegar durante tres meses y medio y que encima te toque mala mar, que no ha sido el caso. Debe ser duro.
La vida es pequeña allí y se amplía cuando estás en cubierta. En eso todos con los que hablamos coinciden: la cubierta de este barco es imprescindible, necesaria no sólo para la vida social, también para la de cada uno. A la mayoría con los que hemos hablado no les gustan los barcos grises, los buques de guerra, como ellos les llaman, precisamente por que no tienen esa cubierta.
El Elcano es único. Con sus 85 años resalta entre los otros veleros atracados en el Muelle de Santa Apolonia…
Las velas cargadas y recogidas al más puro estilo marinero, los toldos blancos que cubren la toldilla y los protectores blancos en las bandas del buque, dan como resultado una gran carpa navegadora, con una luz blanca matizada que recorre la cubierta de popa, necesaria y muy favorecedora en días tan soleados como los que estamos teniendo en el puerto lisboeta.
En dos días hemos conocido a marineros, oficiales, suboficiales, al maestro velero, al artificiero, a los cocineros, al contramaestre de cargo – el más antiguo – y a su ayudante, Dña. Rocío, a guardiamarinas…todos se abren a nuestra presencia con las cámaras, nos lo ponen muy fácil.
Es el segundo día a bordo, y ya hemos grabado muchas cosas...
Andaba yo preocupada e inquieta porque creía que debía presentarme al Comandante antes de que nos viera plantados en cubierta grabando a todos los que subían a bordo ya que iba a haber una recepción de gala y estaban invitadas cerca de 250 personas por indicación y gestión de la Embajada española en Lisboa y en colaboración con los autoridades diplomáticas portuguesas. El Elcano estaba cumpliendo una de sus funciones: representar a España como embajada flotante.
Le planteé mi inquietud al Segundo Comandante, me pide que le acompañe que me va a presentar al Capitán de Navío D. Alfonso Gómez Fernández de Córdoba, el Comandante del buque.
Hombre afable, alto, delgado, con ojos claros y acogedores que me repite, después de explicarle quien soy, quienes somos y qué es lo que vamos a hacer durante los 10 días que vamos a estar con ellos, lo que hemos oído muchas veces en el breve tiempo que llevamos en el barco: “nuestra obligación es que os sintáis cómodos entre nosotros, facilitando todo lo posible vuestro trabajo”.
El buque, en este segundo día a bordo, ha tenido una actividad frenética.
Además de las rutinas diarias de la cocina, como el desayuno y comida para 270 personas, el equipo que acompaña a los dos cocineros del barco no ha parado de preparar cosas para la recepción de la noche. Nos apostamos todos en la cocina y aledaños y no protestan nada por lo mucho que estamos grabando, siguiéndoles en los fogones, en las mesas de preparación, lavado, etc. Nos hacen probar con mucho gusto por parte de este equipo de rodaje, bastante tragón, todo lo que van preparando: el gazpacho, exquisito, las cucharitas de compota de manzana con una base de foie, tortilla de patatas y empanada gallega, pastelitos de calabacín con queso al horno…sabemos que más tarde servirán paella y dulces de postre. Todo ello acompañado con vinos, cavas, manzanillas y otros generosos de la marca España.
Hemos visto y grabado el buen ambiente que hay en la cocina y nos hemos reído con ellos. Ha sido el sitio con más movimiento en el buque durante todo el día.
Continuará….
C.I
Directora y productora ejecutiva
Podéis visitar la galería de imágenes del rodaje en este enlace.
Elcano, el barco blanco 